La gestión de los activos es una lucha continua e interminable para las organizaciones. Un descuido puede provocar un desastre potencialmente catastrófico o, como mínimo, un episodio de inactividad no planificada que cueste grandes sumas de dinero y tenga implicaciones negativas para la empresa. Por estas mismas razones, es absolutamente necesario que las organizaciones se ocupen de los problemas que están experimentando.
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